Durante muchos años, la cerámica fue el principal material en que se fabricaban los recipientes para almacenar todo tipo de líquidos, desde vino a agua.
Sin embargo, durante los años esta tendencia ha cambiado, y los recipientes han ido evolucionando de mil maneras diferentes, tanto en tamaño como en materiales, dependiendo del uso que se les quiera dar.
Durante un tiempo, predominó el uso del vidrio, pero la constante evolución tecnológica y la continua búsqueda de nuevos artículos, junto con la gran demanda hicieron que durante un tiempo la producción de recipientes para líquidos pasara a hacerse principalmente en plásticos y derivados.
Por suerte, el sentido común sigue siendo una rara pero constante característica de una parte de la sociedad, y las botellas de vidrio han recuperado una buena parte del mercado como recipientes para líquidos, y es que sus ventajas son evidentes.
Las botellas de vidrio son 100% reciclables
El vidrio es un elemento mucho más higiénico que el plástico, además de ser incoloro, y no contamina el contenido del recipiente ni altera su sabor, por lo que es un material ideal para todo tipo de botellas que contengan líquido para beber, ya sea agua o vino.
También mantiene mejor la temperatura que el plástico, gracias a su gran capacidad aislante, lo que se agradece y muy especialmente durante los meses de verano, en que conserva mejor la frescura de su contenido.
Por otra parte, las botellas de vidrio tienen un impacto muy bajo en el medio ambiente, ya que se trata de un material creado a base de recursos naturales cien por cien reciclable, y en que su ciclo de reciclado es infinito.
Por todas estas razones, se trata del material ideal para todo tipo de recipientes de líquido.